¡Estoy llamando a la puerta!

«Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea: Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el que está en el origen de la obra creadora de Dios: —Conozco tu comportamiento; no eres ni frío ni caliente, y más te valiera ser una cosa o la otra. ¡Pero solo eres tibio!

No eres ni frío ni caliente, y por eso voy a vomitarte de mi boca. Sé también que vas pregonando: «Soy rico, estoy forrado de dinero y nada necesito». ¡Pobre infeliz! ¿No sabes que eres miserable y pordiosero y ciego y que estás desnudo?

Si de veras quieres enriquecerte, harías bien en comprarme oro pasado por el crisol, vestidos blancos con que cubrir tu vergonzosa desnudez y colirio con que ungir tus ojos para que puedas ver. Yo reprendo y castigo a los que amo. Esfuérzate, pues, y cambia de conducta. ¿No ves que estoy llamando a la puerta? Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré en su compañía.

Al vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí, así como yo he vencido y me he sentado junto a mi Padre en su trono. Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias.»
‭‭APOCALIPSIS‬ ‭3:14-22‬ ‭

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