Hondureñas en España ¡Pucha! ¡Que frío que pela!

«A mí me produjo mucha gripe y caí porque estaba muy mal», cuenta a Tiempo Digital una hondureña radicada en España ante las afecciones que le ha dejado el intenso frío que azota a ese país de la Unión Europea (UE)

Casi siempre los mayores problemas que tienen los hondureños que migran a países como el antes mencionado, son la ausencia de la familia y las diferentes costumbres a las que tienen que adaptarse.

Pero pocos hacen pública las incomodidades y los momentos que les toca sobrellevar con las marcadas estaciones que se viven, especialmente en la península Ibérica.

Tres hondureñas contactadas por Tiempo Digital cuentan y describen cómo enfrentan esta helada época en aquel país.

Ara Figueroa emigró hacia España el año pasado, lo hizo en septiembre. Se despidió de sus dos hijos y de su madre con la idea de sacarlos adelante. Al llegar desde San Pedro Sula, el impacto fue grande no sólo por encontrarse en la inmensa Madrid, sino por el clima, ya que estaba a las puertas de su primer Otoño.

Ronald Quintero.

Esa es la misma sensación que actualmente proyecta a través de imágenes y en el último video que subió a su cuenta de Facebook con el título: «¡Carajooo, qué frío!».

La compatriota dirigió su mensaje a las personas que critican a los hondureños por usar «bufandas» y otras piezas.

«Si usted no ha salido de nuestro país donde el clima es tropical y rico, no hable, porque sólo uno que está en estos países sabe el frío que se lleva encima. Ando una chumpa, gorro, y no sé cuántos trapos más y todavía tengo frío», dice.

Sobre la salud, contó que allá padecen fuertes resfriados, «pero queríamos estar en España o Estados Unidos», justificó, para luego resaltar: “Aquí con frío, lluvias y lo que haya tenemos que hacer nuestro trabajo”. Se le ve caminando por una de las calles madrileñas rumbo a su lugar de empleo y con la voz un tanto afónica.

Otra entrevistada fue Elizabeth Mendoza, oriunda de La Paz -uno de los departamentos que alcanza temperaturas frías, pero la sensación térmica nunca es igual a los 7 grados centígrados que esta noche tiene Barcelona, ciudad donde trabaja de interna -días completos- con personas de la tercera edad.

«En noviembre del año pasado estaba bajo cero, eso fue un cambio drástico comparado al de Honduras, porque allá tenemos un clima bonito», expresa con nostalgia. «A mí me produjo mucha gripe y caí porque estaba muy mal, también de la garganta.

Otro dato que reveló sobre las enfermedades que tienen que enfrentar es que «la piel se pone áspera. Noté que otras personas tienen erupciones alérgica como ronchitas».

Concluye enfatizando que «a veces no se puede soportar el hielo que penetra hasta los huesos, y eso provoca sufrimiento». Cabe mencionar que ella viajó en 2018 desde la caliente Choluteca, donde residía.

A cambiar el guardaropa

Por su parte, Lily Portillo emigró hacia el mismo país hace cuatro años aproximadamente. Por lo que afirma que ya se adaptó al clima. Sin embargo, es testigo de cómo muchas personas se enferman.

«A mí no me ha afectado tanto, pero sí a veces duele un poco la espalda porque el frío en Otoño trae bastante viento. Y eso creo que afecta los huesos. Hay gente que se paraliza y no lo soporta», relata la joven.

Aunque no parezca, la economía también recibe un impacto por los cambios de estaciones a las que Lily considera «muy marcadas. De marzo a junio estamos en primavera, de junio a septiembre en verano, de septiembre a diciembre es otoño y de diciembre a marzo en invierno», detalla la originaria de Macuelizo, Santa Bárbara.

«Hay que hacer cambios de ropa. Se guarda la de verano y se saca la de invierno o se compra. En nuestros país no lo hacemos. Incluso hay que obtener más espacio para la ropa porque es gruesa».

Hay que especificar que en la nación del flamenco los pisos (apartamentos) muchas veces son reducidos.

Fuente: Tiempo Digital

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